El último de este año (o el primero del que viene)

Mientras yo hago congas con canciones de hace 50 o 60 años -por lo menos- en salones decorados con motivos de pasados siglos y tiempos mejores, otros con otras circunstancias distintas a las mías se subirán durante esta noche a una suerte de carrera hacia la diversión total. Se supone que esta es la noche del desenfreno, de la fascinación, de los dioses Baco y Eros, en la que todo está permitido, y lo que en otras noches se sugiere en esta se muestra, cuanto más mejor. Podemos, tenemos y debemos sacar la parte pícara que todos llevamos y dentro de unas horas recibir el año con media sonrisa en la cara, producto de las malas compañías que siempre son las más divertidas. Hoy es una noche en la que se debe salir de un punto A (tu casa, por ejemplo) y a la hora de volver, hacerlo a un punto B (la casa de otra persona) y dormir allí. O, al menos, acostarse.

Nos vemos a la vuelta. Tenemos cosas que contarnos.

Baila como quieras pero ¡baila!

Se acerca el final de este maldito año pero puede que el que viene sea más de lo mismo o peor. Por si acaso estoy contento de que el 2011 se vaya a su puta casa de una vez y lo voy a despedir como se merece, con un bailecito zumbón y molón porque ante todo hay que mantener la cabeza bien alta. ¿Que la cosa va mal? Bailo. ¿Que me quedo sin curro? Bailo. ¿Que las copas me sientan ya como un tiro? Bailo. ¿Que se muere un dictador y sale otro con la misma cara pero más gordo? Bailo. ¿Que me duele la pierna? Bailo. ¿Que el guardia me ha puesto una multa? Bailo. ¿Que muy pocos tienen mucho y muchos tienen muy poco (o nada)? Bailo. ¿Que no sé bailar? Bailo, bailo y no dejo de bailar. Como el hombre este del temazo de los Black Keys, de lo mejorcito del año.

Nos quieren quitar todo pero no nos quitarán las ganas de bailar.

Ideas para un regalo de Reyes

Ahora que muchos de vosotros estáis devanándoos los sesos (y los sexos) intentando averiguar qué le puede gustar a tu novia, primo, marido, amigo, tía, cuñado, compañero, sobrina, hijo, ahijada, abuela, jefe, conserje, cuidadora, sereno o cualquier otra persona susceptible de ser cumplimentada por Reyes, en la planta 4ª de Papá Pop -sección Ideas Prácticas- podéis encontrar un arsenal de sugerencias infalibles para regalar. Yo mismo acudí a este lugar buscando inspiración y enseguida vi algo que se convirtió en un fantástico regalo: Gorillaz. Para conmemorar sus 10 años de carrera, los de Damon Albarn han sacado un disquito muy majo con todos los singles que han hecho en esta década. ¡A la cesta!

Regala Pop, no falla.

¡Vamos Rudolph!

La Navidad es un subgénero dentro de la música popular y hay que reconocer que el mundo anglosajón lo ha adoptado con tal normalidad que hay villancicos interpretados por cantantes y bandas de todo tipo de estilos. Te puedes encontrar desde Frank Sinatra o Johnny Cash a Keith Richards o Lemmy de Motörhead cantando a la Navidad. Todo cristo del mundillo ha tocado este palo sin complejos y cada temporada caen nuevos y viejos temas navideños interpretados por más gente. Piensa en tus grupos favoritos y te darás cuenta de que muchos de ellos han interpretado un villancico. Y si no lo han hecho, lo harán. En cierto modo me da envidia la desinhibición que tienen a la hora de afrontar la Navidad, musicalmente hablando, y que por aquí no tengamos esa misma naturalidad. ¿O acaso no queda entrañable un villancico rockabilly, por ejemplo?

Si es que dan ganas de ser bueno y todo. Ho ho ho!

De presidentes

Vamos que nos vamos. Tenemos nuevo presi y ya ha nombrado a su flotilla de ministros. Estos a su vez designarán rápidamente a sus secretarios de estado que tendrán como misión elegir a la mayor celeridad quiénes serán sus subsecretarios de estado que consecuentemente necesitarán la ayuda de nuevos altos funcionarios, comisionados, inspectores, subinspectores, consultores, asesores, abogados, delegados, bedeles, conserjes y demás chambelanes de palacio prestos a construir el país. El factor de la estación ha pitado su silbato y la locomotora debe arrancar. La maquinaria del estado se ha puesto en marcha, ya se oye cómo chirrían las ruedas patinando sobre los railes mientras el vapor apaga definitivamente los últimos rescoldos del gobierno anterior. Parece que por fin esto se mueve pero... es raro, no veo luz al final del túnel. ¿Será cómo en las estaciones de atrezzo de las pelis, en las que lo que se mueve de verdad es el andén mientras el tren se queda parado?

Si eso Mariano, bájese y empuje. Es un consejo de sus homólogos del otro lado del charco.

Hace poco más de un año

A pesar de mis periódicos viajes al sur de España que me permiten ir conociendo y disfrutando de una música hasta hace poco ajena a mí, me reconozco como un auténtico ignorante en cuestiones de flamenco pero eso no me impide saber cuándo alguien es grande. Y él lo era, más allá de un género en particular, en la música y el arte en general. En este caso puedo dar una opinión personal puesto que tuve la suerte hace años de verle cantar en directo y me impresionó. Mucho. Sin saber distinguir entre una soleá, un fandango o cualquier otro palo flamenco nos dejó atónitos a toda la audiencia y eso sólo lo consiguen los genios. Por el bien de la humanidad gente como Enrique Morente debería vivir mucho más. Aunque él ya es eterno.

En su última grabación, canta Morente una letra de Antonio Vega. Otro que tal.

Paz, armonía y felicidad

Señoras y señores, niños y niñas, abuelos, primos, suegras, vecinos, perrillos y seguidores de este blog en general: como alcalde de Papá Pop os debo un anuncio. Y este anuncio que os debo os lo voy a hacer, que yo como alcalde que soy de Papá Pop os debo hacer este anuncio y ese anuncio que os debo os lo voy a hacer.
Abreviando: declaro solemne y unilateralmente que la Navidad, esa entrañable época en la que los buenos sentimientos, la empatía con el prójimo y el consumismo desbordado, se instala en mi humilde blog. Y para que conste en acta reclamo la presencia de estos cuatro testigos para que den fe de que así sea.

El Espíritu de la Navidad ya está aquí.... Ho ho ho!!

¿Qué me estás contando?

Después de unos cuantos Ep's y Lp's, La Casa Azul ha redondeado su sonido y su mensaje con su nuevo disco "La Polinesia Meridional". Este nuevo álbum es simplemente fantástico, un adjetivo que resume con exactitud el particular universo de Guille Milkyway, cabeza pensante y ejecutor de La Casa Azul. Del hedonismo, el humor, el optimismo y el chicle de sus comienzos quedan sus inapelables melodías Pop, pero ahora las letras contienen un tono tirando a oscuro, evidencia de que los años y las experiencias vividas van dejando cicatrices. Me siento identificado con algunas de ellas porque cuentan cosas que yo mismo he sentido, pero lo más interesante de todo es que a pesar de ese mensaje más -odio la palabra, pero en fin- maduro, las canciones siguen siendo auténticos pelotazos superbailables.

Y que siga la fiesta.

Cabezota

Tears fill up my eyes
I'm washed away with sorrow
And somewhere in my mind
I know there's no tomorrow
I see you're leaving soon
I guess you've had your fill
But if I can't change your mind
Then no one will

And all throughout the years
I've never strayed from you my dear
But you suspect I'm somewhere else
You're feeling sorry for yourself
Leaving with a broken heart
I love you even still
But if I can't change your mind
Then no one will

Even though my heart keeps breaking
Don't you know that I'll be waiting
Here for you
Then when you return
When will you return
I hope you see I'm dedicated
Look how long that I have waited
If you come back then you will find
A different person
If you change your mind

How can I explain away
Something that I haven't done
And if you can't trust me now
You'll never trust in anyone
With all the crazy doubts you've got
I love you even still
But if I can't change your mind
Then no one will

Someday you'll see I've been true
I'll stay that way until
But if I can't change your mind
Then no one will

No sé por qué pero, después de todo, aquí sigo. Aquí estoy.

Polvo, sudor y lágrimas

Después de estar dentro de ella me echo a un lado soltando un largo suspiro. Por esta noche ya está bien y además veo a través de la ventana del fondo que empieza a clarear. Prefiero hacerlo con poca luz y en silencio para que el tacto, el olfato y el gusto dirijan mis sensaciones. Sí, tiene una piel suave y con un aroma delicado; está claro que sabe cuidarse, sabe gustar y, sobre todo, sabe muy bien. He probado cada palmo de su cuerpo y es exquisito, diferente, un placer. Ninguna sabe como ella... me gusta.
Estoy agotado pero es hora de largarse de aquí. No quiero volverla a ver.

Hace un buen rato que todo acabó y aún sigo sudando. Tengo que quitármela de la cabeza.

Viviendo en la era Pop

Trajes de sastre entallados, con pantalones pitillo, corbatas estrechas, botas Chelsea o finos zapatos en punta, parkas verdes, pelos con flequillos rectos, escarapelas brit, scooters y mucha actitud. En otras palabras el http://www.purpleweekend.com/ de León que este año celebra su nosecuantas edición, convertido ya en el festival Mod más importante de Europa. Una excusa perfecta para acercarse a una ciudad que además de vidrieras catedralicias, Musac, murallas romanas, tapeo por el Húmedo y Romántico, vino Prieto Picudo y Cecina, te ofrece la mejor concentración de Pop con esencias '60 de todo el año.
Acabo de volver de León sin poder ver a uno de mis últimos mitos en activo: The Buzzcocks. Son cabeza de cartel del Purple Weekend y los precursores, junto a los Ramones, de una de las formas más divertidas de hacer Pop: el Punk-Rock.

Tocan esta noche. Tú aún estás a tiempo de verlos y volver a tener 16 años.

Magia

Estoy viendo atardecer mientras me balanceo en la hamaca del porche de mi cabañita. Con el paso de los años se ha convertido en un ritual y no dejo de hacerlo aunque las nubes sean mayoría en el cielo, algo habitual por estas latitudes y en esta época del año. Aunque he visto miles de atardeceres, ninguno es igual a otro; por eso siento el mismo escalofrío de la primera vez, cuando me senté a tu lado y, mirando al sol con los ojos entreabiertos, me enseñaste a sentir la magia de un momento en el que el día ya no es día y la noche aún no ha llegado.
Una cálida brisa mece las palmeras y encrespa unos milímetros las pequeñas olas que el mar deposita en la playa.

No se oye prácticamente nada, tan solo antiguas canciones que airea lánguidamente un lejano y viejo transistor.