No importa que hoy veas que mis ojos están entornados, húmedos y enrojecidos; solo tratan de ahuyentar lo feo y lo banal, lo miserable y el desamor. No importa que no quieran mirarte porque ellos tendrían que contarme lo que ven, y hoy lo mejor es no saber que tú estás.
Esa nube que me acompaña hace que tú seas lo que quiero intuir y no lo que eres en verdad. Porque no quiero volver a saber cómo es la realidad -ay, ya lo conozco-; porque quiero que sea un rastro de vapor y esencia. Un olor, un sabor, una silueta, un deseo. Todo lo que fuiste y ya nunca serás.
Esa nube me envuelve, me protege y me devuelve a mi no-realidad, allí donde siempre quiero estar.
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