lunes, 3 de febrero de 2014

Allí vivo yo.

Esa nube que me rodea desde hace más de veinticinco años no quiero que me abandone nunca. Es preciso que siga yendo conmigo a cualquier parte y sea carta de presentación para quien no me conozca. Que hable por mí sin que yo abra la boca, anunciando mi presencia allí donde quiera hacerme notar.

No importa que hoy veas que mis ojos están entornados, húmedos y enrojecidos; solo tratan de ahuyentar lo feo y lo banal, lo miserable y el desamor. No importa que no quieran mirarte porque ellos tendrían que contarme lo que ven, y hoy lo mejor es no saber que tú estás.

Esa nube que me acompaña hace que tú seas lo que quiero intuir y no lo que eres en verdad. Porque no quiero volver a saber cómo es la realidad -ay, ya lo conozco-; porque quiero que sea un rastro de vapor y esencia. Un olor, un sabor, una silueta, un deseo. Todo lo que fuiste y ya nunca serás.



Esa nube me envuelve, me protege y me devuelve a mi no-realidad, allí donde siempre quiero estar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario