sábado, 23 de enero de 2016

La llamada

Atento a cualquier movimiento, a una señal imprevista, a no sé qué exactamente, esperaba apostado en un rincón a media luz, fuera de foco, en tercer plano. Nunca le gustó la primera línea pero sí estar dónde sucedían las cosas. No quería ser protagonista -¡no sabía serlo, que era algo muy diferente!- aunque no dudaba en correr al lugar adecuado antes que nadie. Tenía algo dentro que le hacía sentir la llamada de cosas mucho antes que los demás. Sin embargo no controlaba esa anticipación en beneficio propio; más bien al contrario. Ese pálpito que siempre le obligaba a dejar lo que estuviera haciendo por llegar a donde la historia o el tiempo cambiaba de dirección bruscamente, le atormentaba y a cada llamada, su cuerpo se iba consumiendo como caladas a un cigarro; fulgor potente que precede al agotamiento. Energía oscura que le daba vida y a la vez se la quitaba.

Esta vez era diferente. Como siempre que se activaba la llamada no sabía qué le esperaba, pero en esta ocasión todo era distinto. Hoy había algo en su cabeza que nunca había sentido antes pero que a la vez parecía haberlo vivido; eso le excitó aún más de lo que solía. El fulgor de la calada era más potente que nunca y aún así no le importaba que el cigarro se consumiera antes.

Atento a cualquier movimiento, en ese rincón. Mirar sin parpadear a través de pupilas dilatadas en ojos temblorosos inyectados en sangre para no dejar que un instante se perdiera durante el momento en que las pestañas baten la vista.

"Ya estoy aquí, ven". No escuchó palabra alguna pero entendió a la primera el mensaje. No la distinguía completamente aunque esa cara le resultaba conocida y automáticamente se tranquilizó, salió de aquel rincón y se dirigió hacia ella. Sus pequeños ojos le esperaban en un rostro que a medida que se acercaba le parecía lo más perfecto que había visto en su vida. A unos pasos, ella le tendió su mano y sonrió levemente. Él seguía avanzando hacia ella. Ella cada vez más cerca. Él avanzaba. Ella con la mano tendida. Él sonreía. Ella continuaba allí. Él continuaba acercándose. Ella no. Él seguía. Ella inmóvil. Él andaba. Ella se alejaba. Él no acababa de llegar. Ella se acababa de ir.


Atento a cualquier movimiento, consumido en ese rincón.